Ecosistemas esenciales para una economía verde y sostenible

David Martín Arevalillo

Jueves, 28 de octubre 2021, 09:58

Energías renovables, vertebración del territorio y protección de la biodiversidad. Estas son las claves de la economía verde para combatir no solo el cambio climático, sino también para promover una sociedad más sostenible, competitiva y resiliente.

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Hace dos décadas, Iberdrola emprendió una estrategia de crecimiento sostenible, apostando por las energías renovables. De esta forma, la naturaleza se convirtió en su aliada, aportando recursos como el viento, el sol y el agua, que mueven aerogeneradores en tierra y en el mar, alimentan proyectos fotovoltaicos y activan centrales hidroeléctricas para la producción de energía limpia, libre de emisiones. En 2020, solo en España, la energía eólica generada en nuestro país evitó expulsar 29 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera; una cifra mucho mayor que la que proporciona la masa forestal que ocupan los parques con la captura de carbono.

Desde entonces, nuestras inversiones se han elevado a 120.000 millones de euros -de estos, 30.000 millones se han destinado a España- en una revolución energética que impulsa la descarbonización de nuestra economía, promueve el desarrollo socioeconómico de las comunidades donde operamos y, además, convive con ecosistemas naturales.

Esta apuesta se ha redoblado con un plan de inversiones que está ya reactivando la industria y el empleo de nuestro país y en Extremadura, al que destinaremos 75.000 millones de euros a 2025; de estos 14.300 millones en España. La casi totalidad de este esfuerzo inversor se dedicará al despliegue de proyectos renovables y redes inteligentes, infraestructuras claves para transitar hacia una economía carbono cero que nos permitirán, de hecho, convertirnos en 2030 -veinte años antes de lo exigido- en una compañía neutra en carbono en Europa.

Consciente de que frenar la pérdida de biodiversidad es también clave para combatir el cambio climático, Iberdrola prioriza en sus actuaciones la preservación de los ecosistemas sanos, realizando más de 750 acciones de protección de la biodiversidad al año en el mundo, combinando la instalación de proyectos renovables con la conservación de la diversidad biológica de los ecosistemas y cuidando flora, fauna y patrimonio natural.

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De hecho, la compañía aplica la jerarquía de mitigación (evitar, minimizar, remediar y como última opción compensar) en los procesos de evaluación de impacto ambiental que realiza para sus proyectos. En estos se analizan las alternativas para evitar la localización de nuevas infraestructuras en áreas protegidas o en aquellas con alto valor en biodiversidad sin figura de protección y, además, introduce buenas prácticas ambientales con un enfoque y una metodología sistemáticos. Estas actuaciones son apoyadas y contrastadas por expertos independientes.

Otra de las herramientas activadas por la compañía para alcanzar sus metas sostenibles de forma integral está dirigida a la reforestación y, para ello, hemos puesto en marcha nuestro Programa Árboles, que nos llevará a plantar 20 millones de árboles hasta el final de la década -muchos de ellos en Extremadura-, con los que podrá capturar aproximadamente seis millones de toneladas de CO2.

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Entre los expertos, precisamente, encontramos estudios sobre la incidencia de los proyectos renovables en el entorno. Uno de estos informes, Opportunities to enhance pollinator biodiversity in solar parks, explica por ejemplo que los parques solares pueden ayudar a restaurar las condiciones ideales para los hábitats de los polinizadores; o, por ejemplo, que el sombreado parcial los parques solares crea un microclima que favorece el crecimiento abundante de flores y polinizadores más variados, aumentando así los recursos de forraje para los polinizadores durante la estación cálida y seca.

En Extremadura, Iberdrola avanza en la transición energética, en convivencia con la biodiversidad y el entorno, tanto con sus proyectos renovables como con su plan para dotar a las redes eléctricas de distribución de mayor flexibilidad, robustez e inteligencia. Todo ello, sumado a nuestras soluciones smart, en el ámbito de la movilidad sostenible y el autoconsumo. En España, somos líderes en el sector renovable, con una capacidad instalada de 17.571 MW, que nuestro plan de inversión a 2025 elevará a 25.000 MW. Recientemente, poníamos en marcha la planta fotovoltaica Ceclavín, que se suma a los proyectos ya operativos en Extremadura de Núñez de Balboa y Campo de Arañuelo I y II.

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En España, construimos en estos momentos 1.200 MW de capacidad fotovoltaica y tenemos asegurados 4.900 MW hasta 2025. Entre los proyectos en construcción destacan los ubicados en Extremadura -las plantas fotovoltaicas de Francisco Pizarro, Arenales y otros proyectos en Cedillo-, una de las regiones clave de nuestra estrategia renovable en el país. Algunos de estos proyectos, como es el caso de Arañuelo III, se han convertido en 'incubadoras' de nuevas tecnologías, al incorporar el primer sistema de almacenamiento con baterías en un parque fotovoltaico en España.

En el ámbito de las redes inteligentes queremos acelerar también nuestro plan de inversiones en la región, con el objetivo de reactivar la economía y el empleo y alcanzar los objetivos de descarbonización comprometidos en España y Europa.

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Nuestro plan 2022-2024 prevé inversiones en redes de 106 millones de euros en Extremadura con el fin de atender el crecimiento de la demanda y la producción renovables, mejorar la resiliencia de la red eléctrica para afrontar los retos del cambio climático y promover su modernización. Unas inversiones que podrían generar 1.300 empleos en la región. Nuestros análisis apuntan, incluso, a que este volumen de inversión debería de ser mayor -casi un 75% más, hasta los 182 millones de euros- para atender los objetivos asociados a la transición energética. Impulsar estas inversiones requeriría de la eliminación del límite de inversión fijado por ley y contribuiría, aún más, a impulsar la industria y el empleo asociado a este sector en la región, sin apenas coste para el ciudadano.

Extremadura ha redoblado su poder de atracción para las inversiones en proyectos renovables. Las mayores plantas fotovoltaicas del país están en la región y otras nuevas aún mayores, como la que se construye entre Torrecillas de la Tiesa y Aldeacentenera, se están finalizando. Incluso Amazon va a alimentar su gran centro de Badajoz con energía fotovoltaica que producirá en Mérida. Solo en este año, la producción fotovoltaica se duplicó en la región con respecto al año anterior por la puesta en marcha de 12 nuevas plantas. Supusieron una potencia instalada de 1.494 megavatios (MW), un 139% más que en 2020. El 22% de la energía fotovoltaica que se genera en España está en Extremadura. Uno de los objetivos de la Administración regional es que a finales de esta década toda la energía producida en la región sea limpia, lo que conllevará la instalación de 11.060 MW adicionales de energía renovable en diez años. A la energía solar se le puede unir la eólica, con un segundo parque que se construirá en Plasencia, además de un impulso al autoconsumo eléctrico, que aliviará sensiblemente el bolsillo de particulares y empresas. La agroindustria es una de las beneficiadas por este panorama y permitirá ahorrar costes, por ejemplo, en el regadío, motor económico regional. Un proyecto de interés vital para Extremadura como el del regadío de Tierra de Barros enfila su recta final administrativa y precisamente ahorrará su factura energética gracias a una fotovoltaica. Tiene la declaración de impacto ambiental positiva y se empezará a construir en 2022. Su coste, 250 millones, está a la altura de su repercusión: nuevas 15.000 hectáreas en riego y 1.200 regantes.

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