Cuando hablamos de «Tercer Sector», es un término que, en primera instancia, puede crear confusión por no saber qué define y dónde se ubica, moviéndonos entre conceptos de los sectores puramente económicos y los sectores sociales que utilizan términos muy parecidos.
Dentro del concepto de economía clásica, la actividad económica se divide en sectores económicos, que atendiendo a los tipos de procesos productivos podemos distinguir entre los que ya conocemos como Sector primario o agropecuario, Sector secundario o Industrial, Sector terciario o de servicios.
Pero nuestra definición se encuentra ubicada dentro de los sectores sociales en los que se organiza la sociedad civil, distinguiendo entre: PRIMER SECTOR ó Privado, donde se sitúan las empresas, que se caracterizan por no estar bajo el control del estado y con una finalidad de beneficio económico; SEGUNDO SECTOR ó Público, donde se agrupan las diferentes instituciones del estado mediante las cuales cumple o hace cumplir las leyes del país, (Incluye las tres facultades primordiales del estado, el poder legislativo, poder ejecutivo y poder judicial). En este sector se incluyen las empresas propiedad del estado que desempeñan alguna actividad económica; TERCER SECTOR –entidades sin ánimo de lucro ó social.
En España, el Tercer Sector Social está definido en el art. 2 de la ley 43/2015 como aquellas organizaciones de carácter privado, surgidas de la iniciativa ciudadana o social, con fines de interés general y ausencia de ánimo de lucro, que impulsan el reconocimiento y ejercicio de los derechos civiles, así como de los derechos económicos, sociales o culturales de las personas y grupos que sufren condiciones de vulnerabilidad o que se encuentran en riesgo de exclusión social.
Más allá de la definición, el Tercer Sector social es un actor clave en el desarrollo social y económico de nuestro país. Su importancia se manifiesta en las casi 28.000 entidades que conforman el sector, cerca de 43 millones de atenciones directas a diferentes colectivos, el millón de personas voluntarias, el casi 3% de la población ocupada de la EPA que supone las personas remuneradas y su elevada profesionalización con un 74% de personas con estudios superiores, y el peso que tiene en la economía representando el 1,45% del PIB*.
( * «IV Estudio del Tercer Sector de Acción Social en España 2019» )
La relevancia del Tercer Sector se manifiesta especialmente en los momentos de especial dificultad como, en los años de crisis económica o en la crisis en la actualmente nos vemos inmersos, que teniendo un origen sanitario ha originado una crisis social y económica sin precedentes.
Nuestras entidades son Servicios Esenciales, no sólo por ser reconocidos como servicios sociales especializados, en atención a determinados grupos en situación de vulnerabilidad, sino ESENCIALES en el trabajo de calle y la atención directa a los colectivos más vulnerables, e indispensables para la continuidad del estado de bienestar de la sociedad. El conocimiento de la realidad diaria de las personas en situación de mayor vulnerabilidad, nos permite aportar soluciones ágiles para mitigar los efectos devastadores de este tipo de situaciones, proveer de servicios indispensables y proteger a las personas en situación de mayor vulnerabilidad, teniendo un papel insustituible para los poderes públicos en la disminución de los efectos y en la recuperación sanitaria, social y económica.
El aumento de la demanda de los servicios asistenciales, ha hecho que el Tercer Sector haya multiplicado exponencialmente esfuerzos demostrando su gran capacidad de adaptación y un alto grado de innovación y cambio, transformado sus medios, sus recursos económicos y humanos, para proporcionar soluciones más ágiles e innovadoras.
El Tercer Sector es ser un actor imprescindible en el desarrollo de los derechos sociales, y en particular de los colectivos más vulnerables de nuestra sociedad y en este nuevo contexto se deben desarrollar estrategias para los nuevos retos. Por un lado, atender a las necesidades de las personas más vulnerables, pero por otro lado enfrentarnos al efecto que esta crisis puede traer al funcionamiento de nuestras entidades.
Para este complejo escenario, donde la brecha de la vulnerabilidad ha aumentado, recobra una especial importancia la COHESIÓN DEL SECTOR, a través de una estrategia y un discurso compartido, basado en la defensa de los derechos fundamentales de las personas; la ALIANZA ENTRE LOS SECTORES, siendo indispensable el diálogo en lo que se refiere al diseño y aplicación de las medidas de contingencia necesarias; lo que conocemos como DIÁLOGO CIVIL, esto que parece tan novedoso ya aparecía en la Carta de las Naciones Unidas de 1945, capítulo X, artículo 71, donde afirma que el Consejo Económico y Social podrá «hacer arreglos adecuados para celebrar consultas con organizaciones no gubernamentales que se ocupen en asuntos de la competencia del Consejo». En el momento actual, tenemos que seguir avanzando y participando en la elaboración, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas sociales aumentando la INCIDENCIA POLÍTICA Y SOCIAL, a través de la formulación de propuestas a corto, medio y largo plazo, con dos elementos básicos como son la anticipación y la innovación.
Se trata de un escenario complejo donde la brecha de la vulnerabilidad se ha agrandado y el Tercer Sector debe seguir trabajando, pero se abre un camino de incertidumbre en cuanto a la SOSTENIBILIDAD DEL SECTOR. En un momento en el que el Sector estaba aún afectado por la crisis económica anterior, es fundamental garantizar su sostenibilidad y viabilidad. Las entidades del Tercer Sector de Acción Social han sido un elemento clave en la ayuda a las personas y la puesta en valor de esta labor debería traducirse en garantías económicas y jurídicas que permita la capacidad de respuesta, y para esto es necesario el compromiso de las Administraciones Públicas con el Tercer Sector.
El Tercer Sector seguirá trabajando, ahora más que nunca, en beneficio último de las personas por las que trabaja con el fin de lograr una sociedad más cohesionada, inclusiva e igualitaria que tenga como pilar fundamental el Estado del Bienestar.