Es evidente que el término fundación está aceptado y asimilado por el conjunto de la sociedad extremeña y española. Sin embargo, estoy segura de que muchas personas en la actualidad se preguntarán para qué sirve una fundación y, lo más interesante, cuáles son los objetivos para los que se crea. Porque a pesar de que estamos muy acostumbrados a colaborar con ellas, apoyarlas o incluso a recibir su ayuda, no siempre se conoce su estructura jurídica y la forma en la que se desarrolla. Pues bien, partiendo del concepto básico, una fundación es una organización sin ánimo de lucro que por voluntad de sus creadores tiene afectado del modo duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general y cuyos beneficiarios son colectividades genéricas de personas. Esta definición es la que aparece publicada en la página de la Asociación Española de Fundaciones de la que la Fundación Caja Extremadura, que presido, forma parte en su comité ejecutivo y junta directiva.
Así, la Asociación Española de Fundaciones es una asociación privada e independiente de ámbito nacional que agrupa a 835 fundaciones españolas de las más diversas dimensiones, finalidades y ámbitos de actuación. Es la entidad más representativa del sector a nivel nacional y la segunda más importante en Europa. Su misión es trabajar en beneficio del conjunto del sector fundacional en favor de su desarrollo y fortalecimiento. La AEF se constituyó el 22 de enero de 2003 como resultado de la fusión del Centro de Fundaciones y de la Confederación Española de Fundaciones. Es heredera del trabajo y la experiencia de más de 40 años de las dos asociaciones que la precedieron. Tiene tres fines principales que son representar y defender los intereses de las fundaciones españolas, fortalecer y articular el sector y mejorar la profesionalización y la gestión de las fundaciones contribuyendo a su transparencia y buen gobierno.
En este sentido, por tanto, el primer elemento que debemos de dejar claro para entender el funcionamiento de una fundación es que esta no tiene como objetivo lucrarse. Aunque esto no significa que no pueda obtener beneficios como resultado de su actividad. Sino que dichos resultados no pueden dedicarse a otro fin que no sea reinvertirlos en la fundación y en el fin para el que ha sido creada dicha organización.
Las fundaciones, el Plan de Recuperación y los fondos europeos. Dentro del marco del plan de recuperación, transformación y resiliencia, que guiará la ejecución de los fondos europeos, se reconoce la consistencia de los proyectos e iniciativas de las fundaciones con los objetivos del mismo.
De acuerdo con el informe elaborado por la Asociación Española de Fundaciones, las fundaciones españolas gestionan más de 8 mil millones de euros y emplean a más de 265.000 personas por la que las fundaciones no solo son actores en la atención a los fines de interés general y a las necesidades de los colectivos, sino que también son agentes económicos que crean riqueza y además son sociedad civil que se articula para ayudar a la sociedad.
Las medidas que recoge el plan establecen cuatro ejes de transformación: la transición ecológica, la transformación digital, la cohesión social y territorial y la igualdad de género. La consistencia del Plan en relación con otras iniciativas a nivel nacional, señala que a los proyectos de carácter regional y local se suman los de empresas y asociaciones empresariales, fundaciones y otros colectivos que se han movilizado y han propuesto múltiples proyectos para ser financiados con los recursos del Plan de recuperación. Desde la Asociación Española de Fundaciones (AEF) se ha trasladado a los distintos poderes públicos la necesidad de que se reconozca el papel que las fundaciones deben desempeñar en el desarrollo de los fondos de recuperación. Las fundaciones han demostrado ser un mecanismo flexible y eficiente en la gestión de recursos públicos que permiten atender con celeridad muchas demandas sociales, especialmente para complementar las actuaciones del sector público.
Por ello, las fundaciones pueden contribuir más aún si cabe al desarrollo desde España del Plan de Recuperación para Europa con proyectos realistas, pegados al terreno y a las necesidades sociales, que contribuyan a la reparación de los daños económicos y sociales provocados por la pandemia del coronavirus, a iniciar la recuperación europea y a preservar y crear empleo.
Las organizaciones del Tercer Sector cuentan con el conocimiento de la realidad social y el trabajo especializado en el terreno, la actuación con las personas, así como con una experiencia anterior en la formulación y ejecución de proyectos europeos. Las fundaciones tienen la capacidad de promover la cofinanciación de los proyectos, en particular de la financiación privada y, en algunos casos, la coinversión en algunos proyectos sociales.
También cuentan con experiencias de colaboración público-privada, así como entre entidades privadas de distintos sectores; todas ellas, fórmulas de actuación que serán necesarias en el desarrollo de los planes de recuperación. Para llevar a cabo una verdadera transformación el tejido fundacional necesita también abordar aquellas reformas estructurales que necesita, necesitamos, para desarrollar toda nuestra capacidad e impacto social. Sólo desde la transformación seremos capaces de transformar.
Un nuevo concepto: Fundación Comunitaria. Me parece muy interesante traer a colación de este artículo un concepto muy actual sobre las fundaciones. Me estoy refiriendo a las llamadas Fundaciones Comunitarias (FC), que son organizaciones no lucrativas cuyo fin es fortalecer y articular la comunidad en la que trabajan, bien sean localidades, comarcas, pequeñas ciudades o barrios, canalizando recursos y competencias para la resolución de necesidades e iniciativas de interés común a dicha comunidad.
Estas forman un movimiento global, pero no hay dos FC idénticas, porque todas ellas están adaptadas a la historia, a la cultura y a las tradiciones locales, en la búsqueda de soluciones a los problemas de su propia comunidad y en un determinado contexto histórico, que son siempre únicos. Estas fundaciones a veces se denominan también 'fundaciones cívicas'. Las fundaciones Comunitarias de todo el Mundo sí que comparten cuatro capacidades básicas, que deben alcanzar durante sus primeros 1.000 días de vida: saber escuchar a la comunidad; saber entregar a las ONG; saber ser útiles para los donantes; saber comprender las necesidades y oportunidades que enfrenta la comunidad. Entre sus principales objetivos está el contribuir a mejorar la vida de las personas en un ámbito geográfico limitado a lo local y claramente definido, fomentar la cohesión de la comunidad, ayudando a ésta a decidir estratégicamente sobre sus necesidades y el modo de abordarlas, en colaboración con las organizaciones de la zona o desarrollar políticas y prácticas abiertas y transparentes en relación con todos los aspectos de su actividad, rindiendo cuentas públicamente. Las fundaciones tienen la capacidad de transformar la realidad social y económica. Para llevar a cabo una verdadera transformación, el tejido fundacional también necesita, necesitamos, abordar algunas reformas estructurales para desplegar toda nuestra capacidad e impacto social.
El sector debe continuar profesionalizándose e innovando. Los retos de las fundaciones pasan por la sostenibilidad financiera y la búsqueda de nuevos modelos, pero también por otros retos como reforzar la presencia en la sociedad, dado que pueden contribuir a la cohesión social y territorial.
En este camino las fundaciones también necesitan un reconocimiento de las instituciones como interlocutores cualificados de la sociedad civil. Solo desde la transformación seremos capaces de transformar.
Fundaciones, asociaciones de todo tipo, organizaciones humanitarias, colectivos sociales... El llamado tercer sector en Extremadura es amplio, diverso y esencial. Su trabajo incansable durante la pandemia del coronavirus y la dura crisis generada por el consecuente parón de la actividad económica le ha permitido llegar allí donde no lo hacían las administraciones públicas y que el golpe para los más vulnerables haya sido algo menor.
Cáritas, los Bancos de Alimentos de Cáceres y Badajoz, Cruz Roja o Placeat, con sus extensas y comprometidas redes tanto de profesionales como de voluntarios, son solo algunos ejemplos de las organizaciones fundamentales que componen el tercer sector extremeño, que sin embargo no se circunscribe solo a lo social sino que también engloba a todo tipo de entidades relacionadas con la cultura, el ocio, el deporte y muchos otros ámbitos, a condición de que no sean administraciones públicas ni empresas privadas, ni trabajen con ánimo de lucro. Son colectivos que vertebran Extremadura anteponiendo el bienestar común y la convierten en una región más justa y solidaria, y también más culta y más atractiva para vivir y para visitar.
Entre estas iniciativas vinculadas al tercer sector se encuentra también HOY Solidario, el portal que el Diario HOY abrió en marzo de 2017 para darle la voz que merece al tercer sector, un sitio de referencia al que acudir para informarse de las muchas iniciativas y proyectos que tienen en marcha las fundaciones, asociaciones y entidades sociales extremeñas. Está disponible para todos los lectores, también en versión accesible y de lectura fácil, en solidario.hoy.es.