Hacia la sostenibilidad en medio de la incertidumbre

Antonio González Gómez

Responsable de Marketing y Product Expert de Automoción del Oeste

Martes, 26 de noviembre 2024, 09:31

El sector de la automoción en España vive tiempos de incertidumbre. La inversión no desciende, las ventas a priori parecen seguir la estela pre-COVID, pero las dudas por el coche eléctrico y la subida de precios en todos los segmentos es un caldo de cultivo para sembrar clientes indecisos.

No fue un mal año 2023. El sector aumentó su inversión un 14%, hasta los 2.395 millones de euros, con 58.414 puestos de trabajo directos en 2023. La recaudación fiscal de la automoción acumuló 39.514 millones de euros durante 2023, de los que 5.630 millones procedieron de la adquisición de vehículos nuevos. Y el sector exportó vehículos “made in Spain” a más de 90 países en todo el mundo, con un saldo comercial positivo de 18.842 millones de euros para la economía española. Datos recogidos por ANFAC que dan buena cuenta del potencial de nuestro país y el entusiasmo del comprador.

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Pero el año 2024 nos deja sensaciones encontradas. Aún queda un trimestre para cerrar un año convulso, lleno de interrogantes que no nos permiten ni parar para tomar un café. El ritmo al que se vendía el coche eléctrico se ha visto frenado por, entre otras cosas, el precio de adquisición del mismo. Una cesta, la tecnología eléctrica, en la que se han puesto todos los huevos y que en determinados momentos nos hace dudar si la apuesta es demasiado arriesgada.

¿Y en Extremadura? En nuestra región el sentimiento de duda es mayor. Las barreras de entrada para el coche eléctrico son, por supuesto, el precio como en el resto de regiones. Pero la incertidumbre por no saber si podré cargar mi coche eléctrico es un hueso duro de roer. En una comunidad donde las dos provincias que la componen son las más extensas en territorio de España, recorrer kilómetros sin tener una completa red de cargadores no es apto para todos los corazones.

Los clientes destacan aspectos como el ahorro en el gasto operativo y la sostenibilidad, pero para el 70%, según datos recogidos a nivel nacional, la principal razón de no comprarse un eléctrico es el precio. Las ayudas del Gobierno existen, pero el cliente no recibe ese dinero hasta pasados meses, incluso el año. Apostar por un tipo de alimentación que genera dudas, un coche diferente, a un precio más elevado si lo comparamos con un combustión de similares características, y soportar ese incremento en solitario, no es tarea sencilla.

A esta razón le sigue la falta de cargadores públicos y la baja autonomía, razones de peso en Extremadura. Por lo tanto, uno de los desafíos con los que nos encontramos en nuestra región, la transición hacia el vehículo eléctrico, nos deja demasiados interrogantes, difíciles de responder en 2024. Con la mayoría de los puntos de carga en propiedades privadas, y una renta per cápita que se sitúa en la cola española, comprarse un coche eléctrico no es tarea sencilla.

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Aquí entramos en otro desafío que tiene una razón que acabamos de mencionar. La renovación del parque automovilístico es prioritario para mejorar la seguridad en carretera y que el número de víctimas mortales en carretera descienda. Pero con los sueldos estancados y nuestros jóvenes luchando por seguir pagando el alquiler de su piso compartido, es tarea imposible renovar el parque móvil de nuestra comunidad.

Resulta alarmante que la media de edad de los coches que circulan en nuestras carreteras sea de 14,2 años, pero más alarmante aún es que en nuestra comunidad tengan de media 15,9 años. Tenemos uno de los parques más envejecidos de Europa, estando situada Extremadura en los últimos puestos españoles. Solo nos superan Ceuta y Melilla y Castilla y León.

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Y todo ello teniendo en cuenta que el sector emplea a más de 2.000 personas en Extremadura y es un componente importante de la economía regional. Esto representa un porcentaje modesto del PIB, pero es un motor destacado. Precisamente, el hecho de seguir apostando por eventos y ferias del automóvil es uno de los combustibles que no pueden faltar para que este motor no pare, y siga creciendo.

En este tipo de escenarios se dan cita consumidores y profesionales, promoviendo la venta de vehículos nuevos y de ocasión. Igualmente, sirven como plataforma para la exposición de las últimas tendencias en automoción, y resultan muy interesantes para el sector. Por supuesto, siempre deben ir de la mano con los concesionarios, adaptando el formato a ellos con precios y espacios que resulten rentables.

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De este modo, el sector de la automoción en Extremadura se encuentra en un proceso de transformación hacia la sostenibilidad y modernización, enfrentándose al reto de mejorar la infraestructura de apoyo y seguir impulsando la compra de vehículos más eficientes.

Los concesionarios siguen esforzándose por mantener a su plantilla y ofrecer al cliente el mejor servicio. Todo a costa en muchos casos de hacer inversiones sin garantías y soportando el peso de las dudas que las mismas marcas tienen. Imposiciones desde Europa que, en muchos casos, no tienen en cuenta al consumidor final. Que, en resumidas cuentas, es el más importante.

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La conexión entre Europa y el cliente está llena de trabas burocráticas, políticas de todos los colores y deseos que en el corto plazo son irreales. Debemos de preservar el derecho de libertad de movimiento, asegurar que el cliente pueda tener acceso al mismo, y trabajar juntos para que nuestra región siga superando estos desafíos a pesar de que la administración central no nos vea en diferentes momentos.

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