Como ave fénix

El 30 de octubre de 1886 la compañía dirigida por Ricardo Simó inauguraba el Teatro López de Ayala de Badajoz con la zarzuela 'Campanone' de Giuseppe Mazza. Terminaba así un largo periplo iniciado décadas antes bajo la inspiración del político, literato y ministro extremeño Adelardo López de Ayala, de ahí el nombre que durante ciento treinta y cinco años ostenta el recinto. Según el profesor de la Universidad de Extremadura, Ángel Suárez Muñoz, autor del libro 'El Teatro López de Ayala. El teatro en Badajoz a finales del siglo XIX', «el Teatro López de Ayala supuso para la ciudad uno de los pocos motivos de alegría y progreso de esos últimos veinticinco años de la historia de Badajoz».

Aparte de las intenciones del ministro López de Ayala, debemos reseñar que este teatro vio la luz por una situación estratégica que surge de la propia situación geográfica de Badajoz. La ciudad estaba situada en el eje que unía Europa (Berlín, París, Barcelona, Madrid y Lisboa) en las rutas que destacados artistas y agrupaciones musicales realizaban periódicamente. Antes de seguir hacia Lisboa provenientes de Madrid, estas agrupaciones y artistas tenían en Badajoz una parada obligatoria. En esas paradas de descanso se quiso aprovechar la estancia para ofrecer alguna representación o concierto que repercutiera en la economía de dichas empresas artísticas. Pero Badajoz carecía de un recinto adecuado a las exigencias de personalidades importantes de la cultura. Por esa razón nació el López de Ayala.

La vida cultural de la ciudad se vio enriquecida durante cincuenta años en los que el teatro sufrió alguna modificación como fue el ser adaptado para albergar el cinematógrafo. Fue un excelente muestrario de la vida social de Badajoz. En su interior se distribuían los diferentes estamentos sociales ocupando palcos, butacas, entresuelos y gallineros aunque la asistencia de las clases populares era escasa debido al elevado precio de las localidades y abonos.

El catorce de agosto de mil novecientos treinta y seis, día de la batalla de Badajoz y su ocupación por las tropas franquistas, el Teatro López de Ayala es bombardeado y un incendio lo arrasó completamente. Aquí comienza el Ave Fénix su andadura pues cuatro años después volvía a abrir sus puertas totalmente rehabilitado y con cambios sustanciales en su estructura: Desaparecieron los palcos y en su lugar se construyó un anfiteatro superior, y se abrió su Terraza, la mítica Terraza del López de Ayala lugar de celebraciones sociales, galas artísticas e, incluso, campeonatos de baloncesto. Situada en la parte superior del edificio la Terraza del López de Ayala con capacidad para quinientos espectadores es actualmente única en España.

Durante cuarenta años el López de Ayala es explotado por diferentes empresas privadas que basan en las proyecciones de cine su actividad y esporádicamente, casi siempre en Ferias, las representaciones teatrales. Son años en los que poco a poco se fue relajando el mantenimiento del edificio hasta que a principios de los años ochenta se declaró en estado de ruina. Los propietarios del edificio decidieron su derribo y la construcción en el solar de un bloque de apartamentos. Hubo una reacción al conocerse esta noticia. Los ciudadanos con personalidades de la cultura de Badajoz a la cabeza impidieron el comienzo de la demolición. José Manuel Villafaina, director del Centro Dramático de Badajoz y de la Cátedra 'Torres Naharro', se enfrentó personalmente y con riesgo para su integridad física a la máquina que iba a comenzar el derribo. La obra se paralizó y el Ayuntamiento con su alcalde, Manuel Rojas, encontraron la solución que no fue otra que la permuta del solar y el inicio de la rehabilitación del López de Ayala con fondos públicos. Se inició el segundo vuelo del Ave Fénix gracias al Ministerio de Cultura, Junta de Extremadura y Caja Badajoz. Las obras duraron una década, algo insólito y que alejó a los ciudadanos de su escenario principal. En mayo de mil novecientos noventa y tres el Teatro López de Ayala reabrió sus puertas y pasó a ser gestionado por el Consorcio creado al efecto y en el que figuran la Junta de Extremadura, la Diputación Provincial de Badajoz, el Ayuntamiento de Badajoz y la Fundación CB. El nuevo aspecto difería bastante con el de la etapa anterior ya que de más de mil butacas que tenía pasó a setecientas cincuenta que es su actual aforo. Todo debido a la adecuación a las normas de seguridad exigidas para este tipo de recintos.

En esta nueva etapa ya como teatro público el López de Ayala abordó como objetivo esencial la captación y fidelización del público elaborando programaciones variadas y con una política de precios, abonos y reducciones al alcance todos los ciudadanos. También introdujo como objetivo importante la difusión del teatro entre niños y jóvenes. Esto se refleja en el treinta y tres por ciento de la programación anual dedicada a niños, jóvenes y familias y que en cifras supone unos treinta mil espectadores en este apartado. Esa programación acoge anualmente citas como El concurso de Murgas del Carnaval de Badajoz, siendo el López de Ayala el santuario de ese Carnaval; el Festival Internacional de Teatro; el Festival Ibérico de Música; el Festival Ibérico de Cine; el Festival de Jazz de Badajoz; el Festival Internacional de Folklore o la Muestra de Corales Hermano Daniel. También el Consorcio Teatro López de Ayala es responsable de la organización del Festival de Flamenco y Fado de Badajoz. Como se puede comprobar el actual López de Ayala ha retomado lo que le dio razón de ser, su situación estratégica con Portugal y se constituye en un punto cultural imprescindible para la Eurociudad.

Mirando al futuro, y teniendo en cuenta la realidad cultural tanto extremeña como nacional, podemos asegurar que el Teatro López de Ayala puede encabezar una renovación importante en el sector de las Artes Escénicas erigiéndose como Unidad y Centro de Producción y posibilitando a los artistas de Teatro y Danza no sólo un escenario para mostrar sus trabajos sino un lugar de realización y desarrollo de sus proyectos.

Paralelamente la continuidad del trabajo con público joven propiciará el mantenimiento del público fidelizado y, además, potenciará las vocaciones y elección de las Artes Escénicas como destino laboral de muchos jóvenes. Igualmente el Teatro servirá como centro de prácticas para quienes quieran desarrollar su trabajo en apartados técnicos (iluminación, sonido, escenografía, producción, maquillaje, vestuario etc)

Durante estos últimos veintiocho años podemos señalar trescientas actividades anuales y una media de ciento diez mil espectadores al año. Un vuelo de nuestro Ave Fénix que siempre ha merecido la pena.

La vida cultural de la región ha quedado marcada este año 2021 por la apertura del Museo de Arte Contemporáneo Helga de Alvear, la ampliación del centro de artes visuales que ya llevaba más de una década funcionando en Cáceres y dando cabida a parte de una de las colecciones más relevantes de arte de vanguardia de Europa. Con la inauguración del recinto diseñado por el arquitecto Emilio Tuñón se cumplen varios sueños.

Por un lado el de la galerista alemana Helga de Alvear, que ha podido dar cobijo a su extensa colección, integrada por unas 3.000 piezas. Por otra parte, con este nuevo recinto artístico Extremadura se ha convertido en parada inexcusable para todos los amantes del arte contemporáneo de dentro y fuera de nuestro país.

El Museo de Arte Contemporáneo Helga, como ya se conoce a este museo, amplía las posibilidades turísticas de Cáceres y de toda la región, sumando a su oferta gastronómica, de paisajes y de patrimonio la oportunidad de ver reunidos bajo el mismo techo verdaderos tesoros de la creación del arte moderno.

El recorrido que puede verse en el interior del bosque de columnas de este centro cultural arranca por los Caprichos de Goya y recoge la creación de autores de estos primeros años del siglo XXI como la española Cristina Iglesias, el islandés Olafur Eliason o el artista chino Ai Wei wei. Picasso, Paul Klee, Juan Muñoz o Tapiés se despliegan en este espacio, una experiencia de volúmenes, texturas y colores que ya se ha convertido en un emblema.