Experiencia inigualable al alcance de todos

JESÚS CIMARRO

Martes, 9 de junio 2020

En 2020 el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida cumple 66 ediciones y 87 años de vida con envidiable buena salud. La pandemia del Covid-19, sin embargo, nos ha empañado parcialmente la preparación de un evento que siempre es una fiesta. El esfuerzo principalmente de las administraciones y con ellas, el de los extremeños, permite alzar el telón cada año del festival más longevo de España y uno de los más importantes del mundo. Este año, el esfuerzo, además, es inmenso, puesto que empezamos su preparación contra reloj.

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El Festival de Mérida es el evento cultural y de ocio más importante de cuantos se celebran en Extremadura. Es innegable que, para la Comunidad Autónoma, el festival es un auténtico buque insignia que lleva a todos los rincones de nuestro país, y cada vez más allá de nuestras fronteras, la mejor imagen de la región. El impacto mediático creciente en cada edición garantiza que el conocimiento y el reconocimiento del festival alcance a todos y atraiga cada vez a más espectadores procedentes de distintos puntos de la geografía española y de distintos países de nuestro entorno. Desde que asumimos la gestión y dirección de este evento, hemos comprobado que se ha convertido en un auténtico dinamizador cultural y en un motor económico y turístico de la ciudad y de parte de la comunidad autónoma, lo que se traduce en un aumento de los empleos estacionales relacionados con el mundo de la hostelería, la producción y las artes escénicas, así como en alianzas y acuerdos estratégicos con empresas como Renfe, Iberia, Avanza, Paradores, Once, Reale...

Está comprobado que, por cada entrada que se compra para asistir en el escenario principal a una representación, se gasta cinco veces el precio de la misma durante su estancia en la ciudad y por ello hemos contado con la complicidad de todas las administraciones y todo el tejido social y empresarial para convertir Mérida durante dos meses en una ciudad que vive por y para la cultura grecorromana.

Así, el Museo Nacional de Arte Romano organiza, en coproducción con el Festival, una exposición anual que gira por otros museos nacionales y colecciones privadas. De igual forma, otras exposiciones se realizan en colaboración con diversos artistas locales. También se organizan, en colaboración con distintas entidades como la Filmoteca de Extremadura, la Universidad de Extremadura…, cursos, ciclos de conferencias, cine de verano…

Al escenario principal hay que sumar, como ya es habitual, los teatros romanos de Medellín, Regina y Cáparra, el Festival de Mérida en Madrid (con lo que eso supone de visibilidad para las compañías extremeñas) y los diversos espacios de la capital extremeña donde se desarrolla la programación de Agusto en Mérida con más teatro, cine, conferencias, exposiciones, talleres y pasacalles, entre otras actividades.

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Pero si hay un sector que se ha visto beneficiado por el éxito del Festival de Mérida ése es el sector de las artes escénicas en Extremadura. Cada año se coproducen dos obras con compañías extremeñas que ven la oportunidad de profesionalizarse y salir de sus fronteras regionales para que sus trabajos se conozcan en otros escenarios del país. En algunas ocasiones se han representado incluso en escenarios de otros países, como sucedió en 2019 con Hipólito, una producción de la 64 edición, que se pudo ver en el mes de marzo en el International Festival Ancient Greek Drama de Chipre.

La Orquesta de Extremadura también es una colaboradora tradicional del Festival, así como el Coro de Cámara de Extremadura, que en la pasada edición participaron en la representación de la ópera Sansón y Dalila. Tanto para ellos como para el público del festival supuso un hito en la región, por las pocas oportunidades que hay de disfrutar de este tipo de espectáculos en Extremadura. Cabe destacar, además, que nos propusimos que la ópera fuera inclusiva y conseguimos tener casi 400 personas con capacidades diferentes en el escenario del Teatro Romano de Mérida. Nunca se había hecho algo igual.

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Si bien cada año es un nuevo desafío diseñar una programación que cumpla las expectativas de todos los públicos y reunir elencos de primera línea, en las ediciones más recientes nos hemos propuesto que el Festival sea accesible a todo tipo de públicos mediante la audiodescripción, la subtitulación, el acceso con sillas de ruedas y las mochilas vibratorias para sordos en los espectáculos de música o danza.

Ninguna edición es una más para nosotros y esta menos que ninguna. Quienes trabajamos en el Festival de Mérida ponemos a prueba nuestros propios límites y este verano lo vamos a experimentar como nunca. Pese a todo, volveremos a emocionar a un público que se pone en nuestras manos para vivir una experiencia inigualable.

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