En los últimos años, las exigencias del mundo laboral y profesional requieren que la formación a todos los niveles deba dar un paso más en calidad y especialización para responder a las necesidades del mercado. La formación tiene aquí un gran campo de oportunidades para la innovación. No sólo se exigen competencias operativas o técnicas, cada vez más se pide que los profesionales estén preparados en capacidades y habilidades personales como el pensamiento crítico, la creatividad o áreas más enfocadas a la inteligencia emocional, la empatía o la gestión de personas.
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Formar personas es un proceso que impregna todas las etapas de la vida: infantil, escuelas, universidades, centros de estudio, escuelas de negocios... Se puede decir que el crecimiento de una persona está relacionado con el aprendizaje, por lo tanto, la formación continua es una garantía para el crecimiento de las generaciones presentes y futuras. Aquí se hace verdad la frase «nunca se deja de aprender».
En este sentido, empezando por el colegio o la universidad, creo que debe haber un cambio educativo amplio para hacer que se equilibre cada vez más la enseñanza teórica con la práctica, fomentando así la cultura del emprendimiento desde bien pequeños.
Si nos fijamos en las siguientes etapas, una vez concluida la carrera universitaria, algunos podrían creer que han terminado su etapa formativa. Nada más lejos de la realidad. Según un estudio realizado por Adecco Group en 2020, debido en parte a la rapidez con la que se desarrollan los avances tecnológicos, cerca del 40% de los trabajadores pierden sus habilidades cada 3 años si no actualizan sus conocimientos.
A este respecto, las escuelas de negocios tienen un papel fundamental porque no solo están para aquellos que se mantienen en formación continua, sino que abarcan a todas las personas que buscan formarse para responder mejor y con excelencia a su trabajo, independientemente del momento en el que se encuentren de su carrera profesional.
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En San Telmo Business School nos especializamos en la formación de personas de la Alta Dirección. Estamos en constante innovación en el diseño de nuestros contenidos académicos, gracias a la cercanía que tenemos con el mundo empresarial, que nos permite conocer las necesidades de los empresarios y directivos en cada momento. Al mismo tiempo, la importante inversión para adaptarnos a las nuevas tecnologías, nos ha permitido acercar nuestra oferta formativa a personas fuera de nuestro tradicional ámbito de actuación.
Los años de pandemia han incentivado a las personas a profundizar en sí mismas, por lo que es un buen momento y es el gran reto del sector, formar personas íntegramente. Desde el colegio, pasando por la universidad hasta llegar a las escuelas de negocio. Necesitamos que los líderes de ahora y del futuro integren el conocimiento técnico con la inteligencia intrapersonal para liderar con éxito. De esta manera formaremos desde el inicio para ser y hacer.
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No cabe duda de que los cambios continuarán en nuestro entorno y con ellos las oportunidades. El 2020 fue el año del gran salto hacia la instauración de nuevas modalidades gracias a que la pandemia sirvió de catalizador para un proceso que ya estaba en marcha. Con ello, también se acentuó una visión más individualizada y especializada de la formación, lo que pone en riesgo un aspecto fundamental en todo proceso formativo y este es el contacto con otros, las relaciones, un punto de gran importancia y que en muchos casos se da por sentado dentro de la educación de los alumnos. Es por ello que debemos pararnos a reflexionar en lo que implica el uso de las nuevas tecnologías en la enseñanza. Como formadores, no debemos pensar solo si impartir clases en presencialidad o estar en remoto, sino en crear comunidad, formar parte e integrarse con el grupo a lo largo de las diferentes etapas de la vida de una persona.
Es por esto que uno de los grandes retos de las empresas, en especial del sector de la formación, está en continuar innovando en la creación de espacios para mantener el enriquecimiento de la experiencia formativa también a través de las relaciones. Es un punto fundamental para el avance y el crecimiento humano de la sociedad.
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Las instituciones del sector de la formación deben tener capacidad de adaptación y conversión, adaptando las ofertas formativas a las necesidades de cada momento, actualizando permanentemente los contenidos, así como los sistemas y métodos de enseñanza, priorizando la acción frente a la mera memorización de conceptos. Hacer entender a los estudiantes tanto en Colegios, Universidades o Escuelas de Negocios como San Telmo Business School, que las necesidades de continuar formándose no acaban nunca, también debe ser una prioridad, máxime ante los continuos cambios del entorno y la creciente incertidumbre a la que nos enfrentamos permanentemente.
En este sentido, en San Telmo Business School confiamos plenamente en que la mejor forma de adquirir las herramientas necesarias para la gestión de empresas y personas, es a través del Método del caso. Un método activo y práctico que permite al participante mejorar en la toma de decisiones, lo que favorecerá el crecimiento y consolidación de las empresas y, por ende, esto creará una mayor riqueza para toda la sociedad. Como dice nuestro lema: mejores personas, mejores empresas, mejor sociedad.
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2023 será un año clave para el futuro, donde la formación y el perfeccionamiento directivo de los hombres y mujeres de empresas, así como de los jóvenes que se incorporan al mercado laboral, serán un pilar fundamental para poder enfrentarnos con éxito a los cambios que están por llegar.
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