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Participación activa, creatividad y pensamiento crítico, claves de formación

Profesor Juan Pérez Gálvez

Director general de San Telmo Business School

Viernes, 10 de noviembre 2023, 09:17

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En la actualidad, nos encontramos en medio de un cambio de era en todos los modelos educativos. Adaptarse a diferentes generaciones y perfiles se ha vuelto crucial para mantenerse al día con los rápidos avances y desafíos del mundo actual.

Estamos presenciando cambios significativos que afectarán a todos los aspectos de los negocios, las profesiones y, por supuesto, la formación.

Uno de los desafíos más importantes a los que nos enfrentamos es el nuevo orden geopolítico. Este cambio tendrá un impacto en la configuración del mundo y en cómo nos desenvolvemos en él. Los intercambios comerciales, las políticas migratorias y las relaciones internacionales están en constante cambio, lo que requiere que las instituciones formativas estén preparadas para adaptarse a estas nuevas circunstancias.

Además, la sostenibilidad y el medio ambiente están adquiriendo una importancia cada vez mayor en la agenda política y gubernamental. La escasez de recursos y el cambio climático demandan que repensemos los modelos de producción y estilo de vida. Las instituciones formativas desempeñan un papel fundamental en este proceso al educar a las personas sobre la importancia de actuar de manera responsable y sostenible.

En este contexto, es esencial comenzar a desarrollar habilidades en las personas desde temprana edad. Promover el criterio, la capacidad de investigación, la interpretación, la innovación y la apertura a nuevas formas y descubrimientos se vuelve crucial para preparar a las generaciones futuras para afrontar los desafíos por venir. Estas habilidades no solo les permitirán adaptarse a un mundo en constante cambio, sino que también les brindarán las herramientas necesarias para prosperar y contribuir a la creación de un nuevo panorama global.

La cuarta revolución industrial está acelerando cambios significativos en nuestra sociedad. Las nuevas tecnologías están eliminando barreras geográficas y reconfigurando los modelos de cadena de suministro, fabricación y consumo. Las instituciones formativas deben estar preparadas para trabajar en colaboración y compartir experiencias a nivel global a fin de comprender y adaptarse a estas tendencias de cambio en diferentes partes del mundo. Además, deben invertir en desarrollar a su cuerpo docente y en tecnología de vanguardia para crear una verdadera «presencialidad en la distancia». Esto implica utilizar la tecnología para brindar una educación de alta calidad que vaya más allá de simples webinars o conferencias en línea.

Asimismo, es necesario que las instituciones formativas ofrezcan una variedad de especialidades para abordar los desafíos actuales y futuros. La brecha de habilidades se ha convertido en un problema importante en muchos países. A medida que el mundo se vuelve más tecnológico y globalizado, la demanda de habilidades específicas está cambiando rápidamente. Existe una necesidad urgente de abordar esta brecha mediante la actualización y el desarrollo de habilidades relevantes para el siglo XXI.

En este sentido, San Telmo Business School, por ejemplo, se encuentra en una posición privilegiada, ya que ha trabajado durante más de 40 años innovando en el diseño y actualización permanente de los contenidos para la formación de la alta dirección. Además, ha incorporado tecnologías de vanguardia en sus aulas, lo que le ha permitido llegar a muchos rincones del mundo. Esta experiencia y conocimiento del tejido empresarial han permitido a San Telmo Business School anticiparse a las tendencias emergentes y desarrollar un modelo formativo que se adapte a las necesidades cambiantes de las empresas y los profesionales.

Es crucial que la formación se adapte a la realidad actual, preparando a las personas para trabajos que requieran habilidades más complejas y que no sean fácilmente automatizables.

En un mundo cada vez más dominado por la inteligencia artificial y la automatización, se debe enfocar en habilidades como la inteligencia emocional, la gestión del cambio y la capacidad de aprendizaje adaptativo. Estas habilidades son difíciles de reemplazar por robots y tecnología, y serán cada vez más valiosas en el entorno laboral.

Además, es importante reconocer que la formación no se limita a una etapa específica de la vida. Debe ser un proceso continuo a lo largo de toda la vida, apoyando la formación continua y brindando oportunidades de desarrollo profesional a lo largo de la carrera de las personas. El aprendizaje no debe detenerse con la educación formal, sino que debe continuar a medida que se adquieren nuevas habilidades y se enfrentan nuevos desafíos. Las instituciones formativas tienen la responsabilidad de apoyar esta formación continua, proporcionando programas y recursos que permitan a las personas mantenerse actualizadas y adaptarse a las demandas cambiantes del mercado laboral.

Para lograr una transformación efectiva en el modelo educativo, es necesario adoptar una nueva mentalidad y enfoque por parte de las instituciones formativas. Esto implica un cambio en la forma en que se enseña y se evalúa, fomentando la participación activa de los estudiantes, la colaboración, la creatividad y el pensamiento crítico. Las instituciones deben estar al tanto de las tendencias y avances tecnológicos, utilizando herramientas y recursos innovadores para mejorar la experiencia de aprendizaje y mantenerse relevantes en un mundo en constante cambio.

La colaboración entre diferentes actores también es fundamental en la transformación del modelo educativo. Las instituciones formativas deben trabajar en estrecha colaboración con empresas, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil para comprender las necesidades del mercado laboral y adaptar su oferta formativa en consecuencia. Además, es importante involucrar a los estudiantes y a la comunidad educativa en la toma de decisiones, fomentando una cultura de participación y empoderamiento.

Estoy convencido de que, al invertir en la formación, actualización permanente y el desarrollo personal de los profesionales, podemos crear individuos capacitados y éticos, que favorezca la adaptación a los cambios que se están produciendo y una mayor permeabilidad de estos valores en todos los niveles y sectores de la sociedad. Con esto, podemos construir una sociedad más justa, próspera y preparada para los desafíos del futuro. Como dice el lema de San Telmo Business School: Mejores personas, mejores empresas, mejor sociedad.

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