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Una economía en proceso de desarrollo

ManueL López Morenas Suárez

Jueves, 28 de octubre 2021, 10:14

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De todos es sabido que los pilares básicos de la economía extremeña son , la agricultura y la ganadería. Esta última con Denominaciones de Origen tan relevantes como 'Corderex', 'Ternera de Extremadura' , 'Queso de la Serena', 'Dehesa de Extremadura', y otras…

En cuanto a la agricultura, también otras tantas Denominaciones : 'Aceite de Monterrubio', 'Pimentón de la Vera', 'Cereza del Jerte ', 'Ribera del Guadiana', …

Centrémonos en ésta última. Extremadura es la segunda comunidad productora de vino de España, sólo por detrás de Castilla-La Mancha. En la comunidad extremeña hay plantadas, aproximadamente, unas 86.000 hectáreas de viñedos, que producen anualmente una media de 3,6 millones de hectólitros de vino. En ella se asientan 139 bodegas.

Son 139 pequeñas empresas, la gran mayoría, ya que sólo una, Bodegas López Morenas, supera los 80 millones de euros de facturación anual. Algunas de ellas, no sobrepasan el ámbito local o regional.

La pandemia, con el consiguiente cierre de hoteles, restaurantes, bares, cafeterías, etc… ha castigado durante al sector del vino. El consumo se ha visto reducido en aproximadamente un 11 %, con respecto al consumo habitual de un año pre-pandemia. También a este descenso contribuyó la tremenda bajada de turistas extranjeros.

También incidió negativamente la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos.

En la mente de todos está el sentir que Extremadura es la despensa de Europa. Sin embargo, desgraciadamente, en la mayoría de los casos, el valor añadido no se queda en Extremadura.

Tenemos claros ejemplos de ello con las aceitunas se producen aquí, para después ser procesadas en otras comunidades, como por ejemplo en Andalucía, y el vino extremeño que, en un alto porcentaje, se vende a granel, para firmas castellano-manchegas, e incluso es exportados a países como Francia, Italia, Alemania, Portuga...

Es allí donde se producen las transformaciones posteriores, y donde el valor añadido deja sus frutos.

Mención especial merece el aceite de oliva. España es el primer productor mundial de este 'oro verde', con una producción media anual de más de 1,2 millones de toneladas en los últimos 10 años.

Aún así, sólo una parte de él se comercializa envasado. El grueso es vendido a países como Italia, donde es envasado y ‒dicen las malas lenguas‒ etiquetado como aceite italiano. Después viaja por todos los continentes. En Extremadura somos 'granelistas'. Un alto porcentaje de nuestra producción agraria, 'se comercializa a granel.

El sector empresarial, a excepción de unos cuantos grandes grupos, está formado por empresas pequeñas y de mediano tamaño. Esto dificulta la capacidad para llegar a mercados internacionales.

Desde Bodegas López Morenas estamos poniendo nuestro granito de arena para que el valor añadido se quede en Extremadura.

Estamos apostando por la calidad, diversificando nuestros productos, trabajamos con vinos comunes, también varietales, de las denominaciones de origen Ribera del Guadiana y Cava ‒uno de nuestros productos estrella‒ y con la vista puesta, principalmente en el mercado exterior, porque entendemos que es el que mayor valor añadido aporta.

La industria relacionada con el sector agrícola debe desarrollarse considerablemente.

Es evidente que las empresas se han desarrollado, de manera significativa en los últimos años, desde el punto de vista tecnológico, pero, tal vez, no lo suficiente como para abordar mercados internacionales exigentes, con todas las garantías.

Cierto que desde la Administración se están esforzando para que las ayudas lleguen a las pymes, pero se está comprobando que las ayudas son insuficientes.

Debemos plantearnos un reto, a corto y medio plazo, y no es otro que conseguir, no sólo producir con calidad, sino poder realizar la primera y segunda transformación de ese producto, y llegar al consumidor final, avanzando así en la cadena de valor. Seguro que, con el compromiso de nuestros agricultores y ganaderos apostando por la calidad, con el esfuerzo de nuestros empresarios, y con la ayuda de las Administraciones Públicas, lo conseguiremos.

La pandemia revalorizó aún más lo que la evidencia dictaba: el sector agroalimentario tiene tanto presente como futuro. Vital para el país en momentos de una crisis sanitaria sin precedentes, Extremadura mantiene su carácter de despensa del mundo con una robusta industria agroalimentaria a la que, seguramente, le falta dar el paso de transformar más en nuestro territorio para dar un salto gigantesco. Con todo, algunos proyectos como el gran matadero de cerdo ibérico que se está levantando en Zafra, con 20 millones de inversión, muestra que algo se está moviendo en ese sentido. La iniciativa privada, sumada al apoyo de la Administración regional, va a propiciar que el valor añadido del ibérico extremeño se quede en la región además de atraer a productores de las vecinas Portugal y Andalucía. En el primer trimestre del nuevo año empezará a sacrificar 200.000 cochinos aunque tiene una capacidad de hasta 468.000. La ampliación de la fábrica que tenía Carnes y Vegetales SA (la antigua Carcesa) en Montijo, o la notable almazara levantada en Lobón son dos ejemplos de la, a pesar de la crisis general, buen pulso de la agroindustria extremeña. En ese sentido hay que resaltar el vigor que muestra el entramado cooperativo. El grueso de cooperativas agroalimentarias llegó a los 1.423 millones de facturación el año pasado, 54 más que en 2019, pese a que los dos grandes grupos vieron reducir sus ingresos por culpa de la recesión económica propiciada por la pandemia y situaciones coyunturales de mercado de algunos productos. Tres grupos cooperativos, Viñaoliva, Acopaex y EA Group, están entre las 50 cooperativas de España con mayores ingresos.

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