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La falta de comunicaciones, un lastre para el sector

Juan José López Vivas

Administrador de Iberques Extremadura

Viernes, 10 de noviembre 2023, 09:19

Indudablemente el sector agroalimentario en Extremadura, considerando a todos sus actores (Sector Primario, Transformación y Distribución), es estratégico y uno de los pilares de la comunidad autónoma que aporta el 12% de su PIB.

La región es puntera en producción de cerdos ibéricos, ovino, salsas de tomate, miel, carne de cordero, tabaco en rama o aceite de oliva y en los últimos años, en la producción y comercialización de frutas de hueso.

Es el sector que más se ha desarrollado, profesionalizado y tecnificado en los últimos años, dejando a un lado el boom de la fotovoltaica por ser un hecho mucho más puntual, lo que ha permitido que Extremadura sea un referente para todo el resto de España.

Además, por fin ha conseguido conquistar los mercados mundiales y la internacionalización de la economía regional desde el 2019 supera la cifra de 2.000 millones de euros en exportaciones totales en las categorías de alimentación, bebidas y tabaco.

Pero todavía nos queda mucho por hacer y en los próximos años va a ser necesario un gran esfuerzo por parte de todos los agentes sociales públicos y privados para no quedarnos rezagados de nuevo y que Extremadura tenga la oportunidad de ser competitiva con el resto de regiones de España.

Debemos aprovechar las condiciones excepcionales que Extremadura tiene para producir energía de origen fotovoltaico y que, junto con el agua embalsada, nos puede convertir también en punteros en producción de hidrógeno verde. Todo ello para ofrecer energía a precio razonable para atraer grandes industrias que den estabilidad y generen crecimiento al entramado de Pymes que ya poseemos, lo que nos permitirá mejorar nuestras cifras de desempleo y disminuir en número de personas que necesitan percibir subsidio.

La creación de empleo digno es la mejor fórmula para estimular el crecimiento económico. El salario medio de Extremadura es de 1.770€, casi 800 € inferior al de Álava. Esto, unido a que solamente cuenta con 1.200.000 habitantes, hace de la dispersión geográfica una dificultad añadida para el crecimiento y desarrollo de nuestra región.

Ya tenemos empresas transformadoras de tomates: Conesa, Tomates del Guadiana, Alsat, Pronat, Transa, Tomalia, Cidacos, Apis, Impralsa-GB Food, Nestlé-Solis, Tomcoe. Centrales hortofrutícolas: Tany Nature, Sol de Badajoz, Landfruit Extremadura, Acopaex, Agrupación de Cooperativas Valle del Jerte, Haciendas Bio, Jarcha, Explum, Torrealta, Fuensana Bio, Frutas del Guadiana, Torrebaja, Alanfruit, Grupo Alba, Valgren, Prunus Fruit, Campo y Tierra, One Natur. Industrias Cárnicas: Encinar de Humienta, Apis, Roler Extremadura, Oviso-EA Group, Sola Ricca. Mataderos y secaderos de cerdo ibérico: Cibex en Zafra, uno de las mayores de España; decenas de queserías de oveja, vaca y cabra. También 139 bodegas de vino y cava; 135 almazaras de aove y orujo; 105 entamadoras de aceituna de mesa. Transformadoras de tabaco: Cetarsa. Fábricas de patés: Iberitos. Industrias arroceras: Extremeña de Arroces o Arrocerías Pons. Industrias de verduras congeladas: Monliz o la de Ulbasa. Factorías de pollos y derivados: Huevos Guillén, Veravic. Transformación de frutos secos: Pasat, BAIN Borges, Regadhigos. Transformadoras de carbón vegetal: Corchos Oliva. Fábrica de productos dietéticos y nutrición: Vegenat … y así hasta las 2.300 industrias agroalimentarias, sin olvidar el papel clave de las cooperativas en la producción, transformación y comercialización, con grandes grupos como Acopaex, Casat, Agrupación Coop. del Jerte, Viñaoliva, Oviso-EA Group, Cooprado o Acorex,…

Pero como dice el refranero, «no hay que tener todos los huevos en la misma cesta». La agroindustria y, por ende, Extremadura, necesita el acompañamiento de industrias de otros sectores que dinamicen el mercado y diversifiquen sus recursos.

Hay que aumentar la variedad de la oferta de industrias que soporten el tejido empresarial de Extremadura.

Tenemos proyectos que todos debemos impulsar: Gigafactoria de baterías de litio en Navalmoral de la Mata (1.500 empleos y 1.200 mill. de inversión); fábrica de diamantes sintéticos en Trujillo (300 empleos, 650 mill. de inversión), Eco Polígono CC Green Cáceres (1.400 Empleos y 1.300 mill. de inversión); Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético de Cáceres (150 empleos y 75 mill. de inversión); centro logístico de Amazon Badajoz (600 empleos y 80 mil. de inversión); fábrica de celdas de baterías en Badajoz (500 empleos y 400 mill. de inversión); Elysium City en Valdecaballeros (26.000 empleos y 18.000 mill. de inversión) .

Algunos de ellos ya han iniciado su andadura, pero debemos empujar todos para que de la tercera revolución industrial, la de la tecnología con energías limpias, salga muy favorecida Extremadura.

Pero nuestra asignatura pendiente e indispensable para que todas estas iniciativas lleguen a buen fin, son las comunicaciones. La agroindustria tiene serias dificultades para sacar sus productos de la región. Se ha dado un gran paso con la puesta en marcha de la Plataforma del Suroeste Europeo, pero no es suficiente, hay que crear una red ferroviaria paralela que permita la entrada y salidas de mercancías, que enlace con los corredores ferroviarios que existen en España y Portugal y a los que actualmente no tenemos acceso.

Esta red además facilitará la comunicación con los principales puertos de la Península Ibérica a los que ahora llegamos con dificultad. Así, apoyados por la red de carreteras existentes, sería posible que todo lo generado en Extremadura tuviera la misma facilidad de distribuirse en el mundo que el resto de comunidades.

Ya es hora de acabar con el aislamiento de esta región y que aprovechemos esta revolución tecnológico-energética para conseguirlo.

Por último, la ganadería y la agricultura no pueden seguir ancladas en el pasado, basadas en el sacrificio de agricultores y ganaderos con jornadas de sol a sol todos los días del año. Hay que racionalizar la actividad si queremos que continúen y que la riqueza natural del producto extremeño perdure. Es necesario que se unan también a esta revolución tecnológica y utilizar las herramientas que se están desarrollando para racionalizar dicho trabajo. La agricultura ha iniciado este proceso, pero la ganadería no y debe de hacerlo. Así insto a las administraciones a que tomen cartas en el asunto y lideren y tutelen esta evolución tan necesaria.

Hay que pensar en la automatización de los procesos y trabajos del campo, adelantándose a los acontecimientos, partiendo de los datos que podemos obtener de la tecnología y aplicarla a sus procesos.

Si conseguimos todo esto, Extremadura además de ser una de las comunidades más ricas en Patrimonio Natural y Cultural, líder en agroindustria, será una comunidad autosuficiente económicamente hablando.

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