
Secciones
Servicios
Destacamos
Si quieres exigir a los demás, empieza por exigirte a ti mismo. Esta es la máxima que seguimos en Clece para mantener la excelencia en todas nuestras actividades, especialmente en aquellas cuyo objetivo es el cuidado de los más vulnerables, como el Servicio de Ayuda a Domicilio que prestamos a muchas personas mayores y dependientes en Extremadura. Así, al igual que nosotros nos esforzamos por mantener esos altos estándares de calidad, también tenemos la obligación de exigir a los responsables últimos de ese servicio público que se nos allane el camino para llegar a ese nivel. En otras palabras, la Administración debe estar a la altura de estos estándares y, por ello, debe facilitarnos la manera de ofrecer un servicio excelente. Y esto se conseguirá con medidas como un mayor balanceo entre el precio y las características técnicas de los servicios en las licitaciones, para que, además de competitivas en costes, las empresas podamos ser competitivas en calidad. Porque cuando se trata de una actividad relacionada con la salud de las personas, todas las fuerzas deben centrarse en garantizar el mejor servicio para ellas, minimizando al máximo el resto de factores que rodean a este servicio. En casos como el SAD, además es fundamental que la contratación y gestión de este servicio ocupe el mínimo tiempo posible de las personas usuarias, las cuales deben centrarse en recibir una atención de calidad que les permita vivir dignamente. Gestión y contratación son dos aspectos que, en una situación ideal, deben ser tratadas entre empresas e Instituciones y, a ser posible, con carácter local, como es el caso de Clece que, pese a ser una empresa que opera a nivel nacional, la totalidad de su plantilla en nuestra comunidad es extremeña. Solo de esta forma conseguiremos, por un lado, que la empresa preste un servicio de calidad y cercano, sabiendo además que el trabajo de gestión ya está realizado y, por otro lado, lograremos que el usuario se centre en lo que realmente importa: su salud y su calidad de vida.
Porque, aunque podría decirse de todas las empresas, es especialmente en las compañías de nuestro sector donde la persona adopta el papel protagonista. Aquellos que nos dedicamos a estas actividades relacionadas con la salud sabemos que lo primero son las personas, que trabajamos para ellas y para su bienestar. Y cuando el centro de tu trabajo es este, tienes la suerte de que el lado humano brota por cada uno de los poros de la empresa y de las personas que la conforman. De repente te das cuenta de que, como decimos en Clece, formas parte de una empresa compuesta por personas para personas. Esto se ve en los pequeños detalles, como en la desinfección desinteresada de entidades sociales en plena pandemia, como hicimos en muchos locales de Cáceres y Badajoz, o en la campaña de recogida de alimentos y ropa para aquellos de nuestro entorno que estaban pasando por una situación complicada.
Y entonces das un paso más allá y decides también ayudar a las personas que más lo necesitan, a aquellos colectivos que se encuentran en riesgo de vulnerabilidad. Clece, en este sentido, tiene mucho que decir, porque la solidaridad está en el ADN de los que la formamos. Tanto es así que 72 de las 400 personas que componen nuestra plantilla en Extremadura proceden de colectivos desfavorecidos o en riesgo de exclusión social.. Esto supone más del 19% de nuestros empleados. El compromiso con estos colectivos es uno de nuestros rasgos característicos y, por este motivo, apostamos de manera inequívoca por su inclusión laboral.
Además, en 2017, los empleados de Clece confirmaron su compromiso social con la creación de Corazón y Manos, una asociación que busca solucionar los problemas del entorno más cercano mediante proyectos solidarios y la colaboración con entidades del Tercer Sector. En estos cuatro años, Corazón y Manos ha ayudado a salir adelante a numerosas familias que han pasado por una situación delicada. Pero esto que llevamos años realizando desde Clece no debería ser la excepción. Todas las empresas de servicios deberían aportar ese plus social, como algunas ya lo hacemos, dejando patente que tenemos mucho que aportar a la sociedad y mejorar el día a día de aquellos que más lo necesitan.
Y esto lo podemos conseguir entre todos: con la colaboración de instituciones que faciliten los medios para la inclusión laboral; de entidades del tercer sector que sean el nexo de unión con estas personas; y de empresas de servicios convertidas en agentes empleadores y formadores para estas personas.
Extremadura es una tierra solidaria, una tierra social donde nos importan las personas. Somos personas cercanas preocupadas por cuidarnos los unos a los otros y eso se nota en todo lo que hacemos. Tenemos una gran base, la solidaridad y las empresas que nos dedicamos a mejorar la vida de las personas; ahora solo nos queda que, entre todos, sigamos construyendo este entramado para hacernos notar como una comunidad con unos servicios sociales de primera.
Las necesidades que tienen las empresas están en constante cambio. Las demandas de sus clientes las obligan a evolucionar si quieren mantener sus negocios. La cadena no se corta ahí. Esas compañías, a su vez, exigen nuevos productos y servicios a sus empresas auxiliares.
En definitiva, todas ellas están obligadas a adaptarse si quieren sobrevivir. Y con ellas, los trabajadores si no quieren ser expulsados del mercado laboral. Hacerlo en el contexto actual tiene más mérito que nunca, porque es más difícil que nunca. Cómo saber lo que van a demandar los clientes si ni estos saben qué van a poder hacer: si la inmunización de la población con las vacunas hará olvidar el coronavirus o si aparecerán, ojalá no sea así, nuevas cepas que obliguen a prolongar las restricciones sanitarias.
No solo eso. Los cambios requieren una inversión, ya sea de tiempo o de dinero o de ambos. Hay que tener las ideas muy claras, ante un futuro realmente incierto, para arriesgarse a invertir. A la vez, no hacerlo puede suponer quedarse atrás. Estamos, evidentemente, ante una crisis, primero sanitaria y ahora también económica. Que sea una oportunidad para algunas empresas depende del talento y del trabajo de análisis de la situación, pero también de la suerte, ante la toma de decisiones.
Por otro lado, la pandemia ha abierto nuevos nichos de mercado que deben ser ocupados. Quienes primero los detecten podrán salir fortalecidos de la coyuntura actual. Cierto que otros han desaparecido, o menguado tanto que deberán ser abandonados, y muchas empresas deberán reciclarse para mantenerse en activo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.