Ahora que el fin de la Pandemia parece cada vez mas cercano y el futuro que se vislumbra, es muy diferente al mundo que conocimos antes de que nuestras costumbres, afectos y maneras de hacer negocios cambiaran para siempre. En este mundo post-pandemia, lo digital, lo inunda todo y a todos. La innovación en este campo esta superando todas las expectativas, y el gran catalizador que han sido estos dos últimos años, no tiene precedentes en una economía globalizada. El impacto en determinadas áreas de la economía es revolucionario e inexorable.
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El comercio de bienes y servicios, ha sido uno de los mas afectados por esta pandemia. La forzosa creación de canales de comunicación por parte de las empresas para llegar a sus consumidores y el desarrollo de habilidades digitales por parte de estos, han alimentado el gran crecimiento en este ámbito. Las empresas, hemos de adaptarnos mas rápido que nunca a este nuevo entorno, ya que la masa de consumidores que orienta su consumo por este canal es enorme y crece a una velocidad sin precedentes. Esto no solo ocurre con el consumidor final, también esta impactando muy significativamente a las decisiones de compra de las organizaciones. Las empresas cada vez demandan mas servicios digitales de sus proveedores; factura digital, geolocalización… buscando una mayor conveniencia e inmediatez, que les permita tomar ventaja de este entorno digital.
Uno de los impactos mas significativos que hemos sufrido las organizaciones, esta asociado a las restricciones de movilidad de la pandemia, teniendo como consecuencia la digitalización total o parcial nuestras redes comerciales, abriendo grandes posibilidades de innovación a la forma de comunicarnos con nuestros clientes y el mercado.
La consolidación de herramientas de comunicación digital, la normalización del teletrabajo y la prueba empírica del aumento de la productividad del trabajo en estas circunstancias, han de revolucionar los entornos laborales. Nuevas variables tienen que ser consideradas para la aumentar la atracción del talento a nuestras organizaciones; configuración de entornos laborales, localización, flexibilidad horarios, días de teletrabajo, conciliación familiar. Variables que las nuevas generaciones ya elevan a la misma categoría que la retribución a la hora de seleccionar un empleo. Así mismo, también tendremos que enfrentarnos a grandes desafíos, como es la formación continua de nuestros colaboradores y los problemas asociados a quienes no sean capaces de desarrollar las habilidades necesarias para adaptarse a este nuevo entorno. Aumentar las eficiencias productivas y la optimización de procesos empresariales es una prioridad absoluta para las compañías. El aumento de competitividad de las tecnologías digitales, como aplicaciones móviles o Big Data, ha abierto un mundo de posibilidades a la optimización y mejora de procesos. La eliminación de tareas repetitivas de poco valor agregado y la obtención de la mejor información para la toma de decisiones, se convierte en una necesidad en este mundo súper competitivo. Solo las organizaciones que sean capaces de tomar ventaja de este desarrollo tecnológico, serán capaces de alcanzar una posición predominante en este nuevo entorno.
En este mundo post pandemia, Extremadura tiene 3 grandes oportunidades, que hemos de saber aprovechar; La digitalización esta impulsando una nueva revolución agrícola y ganadera, con impacto a todos los niveles; variedades, nutrición, gestión de explotaciones, equipamientos, eficiencia en manejos, conservación, la lista es interminable. Pronto será común ver a vehículos autónomos realizando tareas de recolección, pastoreo o a una inteligencia artificial decidiendo que cultivo es el optimo en cada área. Siendo Extremadura una potencia agrícola, con abundancia de recursos fundamentales como el sol, la tierra y el agua, tenemos la obligación de ser uno de los lideres en ese campo. Debemos fomentar la creación de un ecosistema de innovación en el campo y en la industria de transformación de sus productos, e invertir en el desarrollo de habilidades de nuestros agricultores y ganaderos y potenciar el sistema de educación en estos campos, para disponer del capital humano apropiado para este nuevo entorno.
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El desarrollo de infraestructuras digitales, los altos costes de vida, la disminución del tamaño medio de las viviendas y la implementación del teletrabajo, esta restando atractivo a las grandes ciudades. Estas circunstancias suponen un aumento del atractivo de las regiones como Extremadura, que ofrece unos costes de vida competitivos y una alta calidad vida. Esta ventaja ha de ser aprovechada para atraer a emprendedores y profesionales de talento que nos permitan la creación de un tejido empresarial abundante e innovador.
La coordinación a nivel Europeo para hacer frente a esta crisis ha sido mas contundente que en crisis pasadas, y han puesto en marcha un potente plan de inversiones con el objetivo de modernizar de la economía continental. España será uno de los mayores receptores de ese fondo, y a pesar de que todavía existe incertidumbre sobre los mecanismos y criterios de selección de proyectos, esto es una gran oportunidad para el país en su conjunto y para la Extremadura en particular.
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Extremadura, debe ser atractiva a para la inversión de las empresas locales y externas, con entornos estables e infraestructuras digitales y analógicas suficientes para que las empresas puedan desarrollarse en este nuevo entorno. Potenciar la innovación hacia una economía mas industrializada e innovadora, con productos y servicios de mayor valor agregado es lo deseable. Extremadura tiene que aprovechar las oportunidades que se nos presentan en este nuevo entorno economico y social cada vez mas digitalizado. El desafío es grande en un mundo sin fronteras donde la única variable permanente es el cambio, pero estoy seguro, que el tejido empresarial, que ya ha demostrado una gran resiliencia durante esta pandemia, esta preparado para afrontar este reto.
No hace falta recordar cómo las telecomunicaciones han conseguido deslocalizar el talento. Por eso desde Extremadura se vigilan las calles de Tijuana, en Mexico, mediante un avanzado sistema de video. Ya no hace falta recurrir a la figura del garaje. Desde cualquier oficina ubicada en la región se aporta un granito de arena al último proyecto aeronáutico con un novedoso sistema de venta de billetes, o se da un paso más en el sector hotelero gracias a un nuevo modo de check-in mediante la retina. Todos los ejemplos anteriores son reales y han sido pensados por extremeños en Extremadura.
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Pero esta comunidad es ante todo rural y por eso más del 40% de las actividades científicas están relacionadas con la bioinnovación. La Universidad de Extremadura, el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicytex), del que dependen el Instituto de Investigaciones Agrarias, o el Tecnológico Agroalimentario de Extremadura, entre otros, son un gran laboratorio verde y se explican por cómo nuestra producción agraria busca la excelencia y se rodea de I+D+I; igual que el Instituto Tecnológico de Rocas Ornamentales y Materiales de Construcción (Intromac), que mejora la competitividad de la pymes; o el Parque Científico y Tecnológico de Extremadura (Fundecyt-PCTEx), una fundación privada del sector público que promociona las ideas más brillantes y persigue un mejor aprovechamiento de la investigación y la innovación movilizando recursos desde la sociedad civil.
El supercomputador Turgalium y el Centro Extremeño de Investigación, Innovación Tecnológica y Supercomputación, además de asesorías y consultorías específicas, dan solidez a la infraestructura necesaria para ser vanguardia en la innovación desde una región que disfruta de un entorno privilegiado.
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