Desafíos globales para un sector maduro pero dinámico

Francisco Pizarro Escribano

Director de Desarrollo de Negocio de FUNDECYT-PCTEX

Martes, 26 de noviembre 2024, 09:52

Podemos decir que hoy el tecnológico es ya un sector maduro, con un crecimiento sostenido en los últimos años en facturación y empleo, y un papel fundamental como tractor de la innovación. Sin embargo, tras el incremento de la demanda de servicios tecnológicos vivido durante y después de la pandemia de COVID19, sus tasas de crecimiento empiezan a ralentizarse, e incluso algunas casas de prospectiva prevén un pequeño retroceso en Europa durante 2024, eso sí, con ligera recuperación en 2025.

En un contexto geoestratégico inestable, Europa se enfrenta a retos relacionados con la productividad y la competitividad de su tejido empresarial, así como a una creciente dependencia tecnológica y en la cadena de suministros que pueden lastrar el crecimiento. Todo ello en un contexto de incertidumbre financiera marcado por una inflación y unos tipos de interés más altos de lo que venía siendo usual en la última década.

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Ante estos desafíos, Europa responde con estrategias marcadas por dos palancas fundamentales, la transición digital y la transición ecológica. Pero el desarrollo tecnológico, la fabricación de los dispositivos que soportan la digitalización y los grandes operadores de servicios digitales están fuera del continente e inmersos en tensiones comerciales que nos afectan sin demasiada soberanía sobre estos factores.

Las tendencias tecnológicas actuales generan grandes expectativas sobre su contribución a la productividad y la competitividad, sobre todo las relacionadas con la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas, las realidades inmersivas (RV y RA) y los correspondientes desarrollos que permiten almacenar, transmitir y procesar la creciente cantidad de datos, como los avances en las redes 5G o el Cloud Edge (computación periférica en la nube).

La contribución de estas tecnologías disruptivas a la actividad industrial, logística, agrícola y energética le otorgan un papel estratégico en el contexto actual.

Pero su despliegue y crecimiento pueden ralentizarse si no se resuelven algunos desafíos relacionados con la incertidumbre acerca de estándares globales, las tecnologías que se impondrán como generalmente aceptadas, la democratización de su uso, problemas de suministro de dispositivos electrónicos y chips con el consiguiente encarecimiento, el alto consumo energético del ingente procesamiento de datos y la disponibilidad de talento cualificado.

Europa, además, debe seguir generando un entorno propicio para el desarrollo de tecnologías disruptivas propias, la creación de nuevas empresas tecnológicas y su escalado. El tamaño de las empresas tecnológicas locales debe crecer, bien orgánicamente o por fusiones y adquisiciones.

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A estos retos hay que sumar los relativos a la ciberseguridad y a la regulación y garantía ética de los nuevos avances tecnológicos, en los que Europa quiere marcar el paso manteniendo un delicado equilibrio entre un entorno propicio para la inversión en tecnología y el crecimiento empresarial y de garantía para los usuarios. Los estándares tecnológicos deben ser globales, y el contexto internacional no parece el más propicio para alcanzar estos acuerdos.

Más allá de los retos, el sector tecnológico es dinámico y de oportunidad. Líder en creación de nuevas empresas, contribuye al 37% del gasto en innovación, impacta sobre el 22% del PIB nacional y genera el empleo de más alta calidad, no sólo desde el punto de vista salarial, sino que ofrece acceso a los mayores beneficios sociales, posibilidades de conciliación con la vida personal y flexibilidad horaria.

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El talento será el factor clave de la evolución del sector, si se dan las condiciones macroeconómicas para su crecimiento. Es necesario contar con más profesionales especializados en tecnologías avanzadas para el desarrollo de nuevos productos y soluciones, pero también incrementar el dominio tecnológico a nivel de usuario experto para que las empresas demandantes de servicios tecnológicos se animen a invertir en tecnología, sabiendo que contarán con capacidades internas que permitan optimizar el impacto que estas tecnologías tendrán en la mejora del rendimiento pretendido.

Se prevé que la IA generativa incremente exponencialmente la productividad de algunos sectores, sobre todo en desarrollo de software donde su uso está más generalizado, pero también en sectores relacionados con la atención al cliente, la gestión de procesos complejos, las finanzas, el diseño o la generación de contenidos, sin embargo, la formación de profesionales en esta materia, tanto a título individual como por parte de las empresas no se está realizando al ritmo esperado y será una de las grandes tendencias en los próximos años.

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En Extremadura, el sector TIC es uno de los que mayor crecimiento ha experimentado en las últimas dos décadas. Se ha creado un nutrido grupo de empresas tecnológicas, muchas de ellas organizadas en torno a AEXTIC, la Asociación Empresarial Extremeña de Tecnologías de la Información y Comunicación, como patronal del sector, y una comunidad muy activa de profesionales altamente cualificados en software, computación avanzada, electrónica y robótica, ámbitos en los que la región es reconocida tanto a nivel nacional como internacional gracias a los esfuerzos realizados, tanto desde el punto de vista institucional, de la docencia e investigación, como desde la iniciativa emprendedora.

Esta cuádruple hélice: administración, academia, empresas y comunidad de profesionales ha demostrado estar bien engranada en el ecosistema extremeño, de modo que el Digital Innovation Hub (https://www.dih4e.eu/) es uno de los 12 con sello europeo en España, y todos los agentes han participado en la Estrategia de Transformación Digital de Extremadura a 2027.

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El interés de las grandes empresas del sector hacia Extremadura, con 12 multinacionales instaladas en la región, las StartUp extremeñas que recientemente se han integrado en multinacionales tecnológicas y los éxitos internacionales alcanzados por algunas de nuestras empresas locales con sus desarrollos de hardware y software en movilización de contenidos, en soluciones inmersivas, en herramientas de mejora de productividad de un amplio abanico de sectores son hechos fehacientes que demuestran la madurez, y al mismo tiempo el dinamismo y la competitividad del sector tecnológico como un área clave de especialización regional.

Las TIC proporcionan empleo directo a cerca de 3.000 personas en Extremadura. Tras la pandemia, la batalla global por el talento contribuyó a flexibilizar las condiciones de trabajo y a converger en condiciones económicas independientemente de la localización del trabajador, de modo que se favoreció la retención, el retorno y la atracción de talento exterior, contribuyendo de forma notable a uno de nuestros grandes anhelos como comunidad.

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La Universidad, pionera en los estudios en informática en España en 1982, mantiene posición en el Ranking de Shanghai en el primer tercio de las mejores del mundo, con un excelente posicionamiento en las áreas de ingeniería eléctrica y electrónica, y teledetección, entre las 100 mejores del mundo, y en la primera posición española.

Más del 25% de los proyectos de I+D+i presentados por entidades y empresas en la región están relacionados con Ingeniería de Software y Computación, así como con Electrónica y Automatización, impactando en la innovación en el resto de sectores clave en la región, como la agricultura o la energía.

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En este sentido, la relación entre energía y transición digital, derivada del gran consumo de energía que requerirá el despliegue de las nuevas tecnologías disruptivas hacen de Extremadura un espacio idóneo para la localización de centros de procesamiento de datos.

En definitiva, el sector tecnológico afronta en Extremadura y en toda Europa importantes desafíos globales, pero lo hace siendo ya un sector maduro y a la vez dinámico. Hacer crecer al sector y fomentar su contribución estratégica a la competitividad de la región requiere seguir invirtiendo en formación, retención y atracción de talento, en investigación y desarrollo tecnológico, en emprendimiento tecnológico y en fomentar la demanda interna tanto del tejido empresarial como del sector público, para que haya una base tecnológica extremeña alineada con las tendencias globales.

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