Desde hace más o menos una década, no dejamos de oír hablar a nuestro alrededor de «innovación», una palabra con un enorme valor para cualquier empresa, pero que puede poner en peligro su principal esencia si no parte de lo más básico.
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Aún recuerdo las típicas clases de economía en la que tu proyecto final era la creación de una empresa. Una propuesta que, sin lugar a duda, debía comenzar por ese apartado tan complicado de perfilar como era el de «Misión, visión y valores de la empresa». ¿Cuántos de esos estudiantes sufrían hasta la saciedad cuando estaban a punto de terminar su trabajo porque eran incapaces de describir esas tres cuestiones tan básicas? Y, ciertamente, si tuviese que volver a sentarme hoy en día para describir la clave de cualquier negocio, sería tan simple como basarme en una «cuestión de experiencia».
En Tersum, desde que arrancamos nuestra actividad de limpieza, mantenimiento y control de plagas hace más de 20 años, lo teníamos muy claro. El proyecto vital al que responde nuestra existencia es el de la responsabilidad y el valor esencial del trabajo humano para el desarrollo de cualquier sociedad.
Y, aún más, si partimos de la base de que en las empresas de servicios de limpieza como Tersum el componente principal es al 85% de capital humano, por lo que se hace mucho más delicada la toma de decisiones dada complejidad inherente a la gestión en sí de esos recursos.
Para mí, las personas son el activo más importante en cualquier organización, ya que tienen la capacidad de mejorar y desarrollarse de manera continua en el tiempo, lo que incide de manera directa en la capitalización de la empresa.
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En el sector de la limpieza, como en tantos otros, considero imprescindible una concienciación sobre la necesidad de retener y de atraer talento. Por eso, la formación y el reciclaje de nuestro personal constituye otro de nuestros pilares fundamentales.
Somos una empresa con presencia en Andalucía, Extremadura y Madrid, y contamos con más de mil quinientos trabajadores, y todos, absolutamente todos, trabajamos siguiendo las mismas coordenadas: responsabilidad, eficiencia y un trato al cliente de máxima calidad, con la mejor tecnología, pero sin alejarnos de la senda de lo de «siempre».
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Estamos experimentando un importante crecimiento, pero en todo momento hemos sido conscientes de que cualquier meta a alcanzar en una empresa debe crecer progresivamente, sin dejar espacio a la ambición que nos haga perder de vista nuestra finalidad principal. Hay que garantizar una perfecta coordinación de recursos humanos y técnicos de los que se dispone para convertirnos en un imprescindible -sin perder de vista las raíces del oficio y el futuro de la profesión-.
Para nosotros, la clave del progreso en una empresa como la nuestra es crecer de forma ordenada. No hay que buscar cambios bruscos, sino ir subiendo peldaños lentamente, iniciando la expansión de tu negocio lo más cerca posible de los límites del territorio original en el que todo se gestó. Está claro que si conoces el territorio que abonas es todo mucho más fácil, porque te vuelves mucho más eficiente en un menor tiempo.
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Además, la volatilidad de la economía actual ha obligado a empresas como la nuestra a desarrollar un don de adaptación nunca visto. Cada vez tenemos que diseñar más estrategias para responder de inmediato a las necesidades del cliente.
A día de hoy, podemos decir que llegamos a conocer tanto a nuestro público objetivo que, casi sin querer, nos convertimos en trasformadores de su propia calidad de vida, pasando a ser un ahorro más que en un gasto.
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En el caso de Grupo Tersum somos «empresas auxiliares», aunque más bien deberíamos ser consideradas «empresas esenciales». Solo tenemos que volver la vista atrás, pensando aquel impactante 11 de marzo de 2020, cuando la pandemia de la COVID 19 llegó a nuestras vidas para quedarse. En aquel momento todas las miradas se dirigían hacia el abastecimiento y la desinfección y limpieza. Y desde nuestra empresa pusimos toda nuestra maquinaria en funcionamiento para estar allí donde se nos necesitaba con el mayor rigor y profesionalidad posibles. Y lo logramos. Conseguimos dar una respuesta brillante ante una situación que parecía insalvable, siendo fieles a nuestra experiencia, actuando con la seguridad y confianza que solo puedes alcanzar gracias a la especialización en tu propio ámbito.
En estos años podemos decir que hemos cumplido con creces, y de cara al futuro, no queda otra alternativa que asumir la condición cíclica de nuestra economía –que nos obliga a ser sumamente previsores - y creer firmemente en las tendencias que nos llevan a la sostenibilidad, la prevención y la tecnología. Pero, como todos sabemos, cualquier innovación implica una importante inversión que conlleva, a partes iguales, unos riesgos y unos beneficios que no siempre dependen de uno mismo.
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Por ello, las empresas de outsourcing debemos hacernos aún más fuertes. Y no solo con la ayuda y el respaldo que venga de lo más alto, sino también del resto de sectores empresariales que nos rodean.
Porque la externalización de servicios es una apuesta segura para el mejor desarrollo de la actividad principal en cualquier organización. Contar con una empresa de servicios especializada y profesional nos garantiza un importante ahorro en costes laborales y de inversión.
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Las empresas necesitamos de otras empresas para sobrevivir. Solo así podremos garantizar la rotación de nuestra economía, haciéndonos crecer mutuamente, creando unas bases cada vez más sólidas para ser fieles a quienes somos y terminar con la incertidumbre de hacia dónde vamos.
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