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Turismo y restauración, solución o problema

JOSÉ POLO

Jueves, 11 de junio 2020

Esta mañana me desperté con un artículo de la revista Traveler preguntándose si es lícito y lógico volver a la normalidad anterior. El pequeño escrito que sigue lo escribí en diciembre cuando me lo pidieron, pero ahora que estamos inmersos en esta terrible pandemia tiene más sentido que nunca para mí. Parece que cada vez somos más los que no estamos de acuedo con la forma de gestionar el mundo en el que vivimos Lo único que espero que es como sociedad nos replanteemos que es lo que queremos dejar para las futuras generaciones, como queremos que sea la vida en este planeta y desde luego, hay que replantearse desde el turismo , el consumo, la alimentación... Si no lo hacemos, está claro que esto que nos ha pasado será sólo el comienzo de lo que vendrá. ¡Parece que el planeta está empezando a decir basta!

Asistimos, dentro de este mundo globalizado, a la explosión sin límite del turismo a nivel mundial, con los parabienes de toda la clase política. ¿Hasta cuando estarán sin reflexionar?¿Hasta cuándo estarán sin tomar medidas para parar esta plaga que nos va a destruir a todos?

Asisto horrorizado a que con nuestros impuestos se subvencione a las líneas aéreas de bajo costo, para que que la gente consuma las ciudades históricas como si se tomara una cerveza en la plaza de su pueblo. Por otro lado están sin regular las ciudades, salvo honrosas excepciones como Viena. También a que los ciudadanos que viven en las ciudades, no puedan vivir en el centro, porque hay que dar paso a los pisos turísticos.

Perder la autenticidad y la forma de vida de las ciudades para que entren como un elefante en una cacharrería, los turistas en masa no me parece de recibo. Mi última experiencia en Venecia, fue como las anteriores veces que fui, a esa maravillosa y maltratada ciudad. Pasan alrededor de 55.000 personas diarias por allí y cuando uno va a la Academia no hay nunca más de 50 personas, otro tanto pasa con Santa Maria dei Frari, nunca encontré más de esa cantidad y si nos vamos a la Scuola Grande di San Rocco, que tardó Tintoretto 20 años de su vida en pintarla, el caso empeoraba. Este septiembre pues habría como 20 personas, y es la vez que la vi mas llena, y por último y todavía peor la Scuola Dalmata, que Carpaccio pintó con increíble maestría, había la ultima vez 5 personas, la vez más llena que vi en años.

Sin embargo parece que ahora es políticamente correcto consumir cultura aunque matemos las ciudades, que nos pertenecen a todos, y por eso todos debemos aportar dinero cuando viajamos para sostenerlas. Lo único que interesa a las más de 54.000 de las 55.000 personas que van, es hacerse un selfie con las horribles palomas que están destruyendo también el patrimonio.

¿Cual seria la solución? Desde luego así como vamos no podemos seguir mucho tiempo. Los técnicos tendrían que sentarse, pensar y reflexionar, para que junto con los políticos se tomaran medidas, que quizás no serán políticamente correctas, porque nunca lo son, pero para eso los queremos. Para mi pasa por una ecotasa, que se destinen a terminar por ejemplo el muro móvil de Venecia, se que no es popular pero quizás así la gente no consuma las ciudades como si fueran chicles y se preparen los viajes con cariño, intentando comprender qué fue Venecia y que significó para nuestra cultura occidental

En Extremadura estamos empezando con estos problemas pero estamos a tiempo de parar las riadas de turistas siempre que nuestros políticos quieran y no les interese tanto el número y si la calidad y la sostenibilidad de nuestros espacios históricos y naturales. Veremos...

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