Nuevas directrices del turismo extremeño

En estos últimos años el sector ha pasado por unos momentos muy difíciles, después de tocar techo en el año 2019 con los mejores números de la historia llegó lo que todos sabemos, nos cierran nuestros negocios, a partir de ahí mucha lucha para sobrevivir y enfrentarnos a una inflación y resto de trabas que hacían a nuestros establecimientos difícilmente rentables, muchos no tuvieron otra opción que cerrar sus puertas y el resto trabajando con el único objetivo de cubrir gastos.

Cuando llega la temporada alta turística y especialmente este año el tema de conversación es la turismofobia, lógicamente en Extremadura no sufrimos por ahora este problema como las zonas líderes en recibir viajeros, algunas de las cuales están muriendo de éxito. Por una vez nuestra región va a tener alguna ventaja y estamos a tiempo de marcar nuevas directrices turísticas por lo que pueda venir y que si algún día nos llega ese boom turístico (bendito problema) aprendamos de los errores que hayan podido cometer otras ciudades.

La política turística en Extremadura debe marcarla la administración regional, sus municipios y a la vez consensuarla con el sector, a partir de ahí es importante establecer una hoja de ruta viendo lo que está pasando en aquellas ciudades que tienen exceso de turistas y en fechas determinadas tienen problemas para canalizarlos, cada día aparecen nuevos ‘detractores’ que están poniendo zancadillas al sistema constantemente, cuando no se dan cuenta que turistas somos ‘todos’ y no solo los que vienen a nuestra ciudad a visitarnos y en algunos momentos puntuales nos pueden molestar, por otro lado tampoco ven los beneficios que conlleva para su región.

España es la segunda potencia mundial turística del mundo ,se dice pronto, motivo más que suficiente para seguir trabajando y liderar esta industria que nos proporciona entre un 12% y 13% del PIB nacional, este año se espera recibir 100 millones de turistas, somos el sector puntero en la creación de puestos de trabajo principalmente con la hostelería, una vez que hemos llegado hasta aquí no es el momento de levantar el pie del acelerador, sino de ordenar y organizar el turismo, hacernos más sostenibles, digitalizarnos y, desde mi punto de vista, trabajar en desestacionalizar las pernoctaciones en temporadas y en zonas, el año es muy largo y España es muy grande para que tengamos que estar todos en agosto en la misma ciudad. Este punto es muy importante para repartir la tarta y Extremadura debe aprovechar su oportunidad con el turismo rural y de interior el cual en los últimos años está recuperando protagonismo y debemos ponernos tareas para recibirlos y que vengan a visitarnos en cualquier época del año.

Un modelo que me gusta poner de ejemplo es Mérida que ha conseguido en los últimos diez años dinamizar el verano de la ciudad con un gran éxito a través de dos eventos el Festival Romano de Mérida y el Stone Music con el consiguiente beneficio para el turismo de la zona en unos meses tan complicados.

No voy a hablar de la cantidad de fortalezas y el potencial turístico que tiene Extremadura, pero sí me gustaría recalcar la oportunidad que hoy en día es la gastronomía, en toda España se está trabajando con intensidad y aquí no debemos de ser menos puesto que tenemos todos los productos necesarios para liderar la gastronomía nacional con nuestras excelentes denominaciones de origen. Tal vez nos falten más Versátiles y Atrios en la región para crear nuevos destinos turísticos como lo han hecho estos magníficos chefs - empresarios que son capaces que un viaje comience por una visita programada a su establecimiento y posteriormente decidan pasar unos días en el Valle del Ambroz o en Cáceres.

Hace pocos días, el chef cacereño Jose Pizarro figura influyente en la gastronomía internacional con siete restaurantes en Londres hacía unas declaraciones en el diario HOY que le picaba el gusanillo de abrir un negocio en Extremadura, ojalá haya muchas iniciativas como estas y vayamos focalizándonos en la calidad y no en la cantidad. Aunque el 99% de la hostelería son pequeñísimos empresarios estas figuras son necesarias para tirar del carro y posicionarnos en la cocina nacional.

El turismo de calidad es a lo que todas las regiones aspiran, menos turistas pero que gasten lo máximo posible en sus ciudades y que enriquezcan los negocios de la zona. La calidad es la suma de muchas variantes, pero la más valiosa para mi es el empresario, una persona que arriesga su patrimonio para crear riqueza y puestos de trabajo, ese talento hay que retenerlo a la región o que vuelvan si en su día se fueron y facilitarles desde la administración todas las trabas burocráticas que se le presentan a la hora de desarrollar sus proyectos.

Si queremos calidad tenemos que empezar por la comunicación e infraestructuras, nuestra asignatura pendiente, sigue siendo una odisea llegar a Extremadura, y este es el primer paso para que hablemos de calidad en el viaje. La comunicación del tren Madrid y Lisboa pasando por Extremadura debe ser una realidad en los próximos años y a esto debemos sumarle autovías pendientes, mejora del aeropuerto… pero así llevamos años y no vemos el final del túnel. Es casi imposible luchar con otras CCAA que están infinitamente mejor conectadas por todas las vías y no hablemos del turismo internacional la cantidad de combinaciones que deben hacer hasta llegar a nuestra región.

Debemos apostar por la formación, falta mano de obra cualificada en nuestro sector y es un problema que nos preocupa para seguir dando pasos firmes, en nuestra región cada vez más despoblada no hay mejor manera para fijar población que los trabajadores se preparen en centros y escuelas homologadas de turismo, consigan un puesto de trabajo y puedan desarrollar su futuro laboral en Extremadura.

Turismo de congresos, astroturismo, eventos deportivos, cultural, de salud, religioso… tenemos muchos retos y es el momento de marcar las directrices turísticas de la región.

Y por último intentar de una vez por todas que sea una realidad la alianza turística entre Extremadura y Portugal, estar en la raya es una ventaja de la que no todas las comunidades pueden presumir y seguimos sin explotarla al nivel que deberíamos.

Desde esta tribuna os invito a hacer una reflexión. Si hay un sector en el que destacamos mundialmente como el turismo, ¿qué debemos hacer?: ¿prohibirlo y gravar con impuestos turísticos u ordenarlo, planificarlo y hacerlo sostenible?